sábado, 31 de julio de 2010

comida chatarra en chile

Chile, campeón de la obesidad








La mortal comida

“CHATARRA”

“Hoy Chile ocupa el triste récord de tener una población con alto índice de sobrepeso y obesidad, ostentando el tercer lugar en América Latina.

Diabetes, hipertensión e incluso cáncer, son algunos de los males que trae aparejados la mala alimentación y falta de ejercicio. Para muchos la “pandemia” de nuestros tiempos finalmente arribó a nuestro país…

y con la firme voluntad de quedarse”.



Más del 65 por ciento de los chilenos tiene sobrepeso u obesidad, con lo que nuestro país se ubica en el puesto número 23 en el mundo y tercero en América Latina, sólo superado por México y Argentina, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dados a conocer por la revista Forbes. Mala alimentación y falta de ejercicio son, según los especialistas, la receta fatal que ha disparado los índices de grasa corporal en el cuerpo de los chilenos en los últimos veinte años.

Por mala alimentación se entiende principalmente el creciente papel que está jugando en nuestra dieta la llamada comida “chatarra”. Grasas, azúcares y edulcorantes nadan en los alimentos altamente procesados de la comida rápida. Han desplazado a las proteínas, vitaminas y minerales propios de los alimentos más naturales de los platos de la tradición de nuestro país. Es un cambio en la cultura alimenticia que se está volviendo un problema sanitario grave, dada la batería de enfermedades que el sobrepeso trae consigo.

Según el diccionario, pandemia en una epidemia que afecta a muchos países al mismo tiempo y que puede ocasionar un cuadro clínico. De ahí que para muchos, la obesidad es la pandemia de nuestros tiempos, un mal que cubre todos los continentes y que cada día afecta a más personas. Y ciertamente ya existe plena conciencia de que el sobrepeso no es sólo un problema estético. Unido a él vienen una serie de enfermedades que podrían tener consecuencias fatales. Encontramos males como la hipertensión y el aumento del colesterol, que puede producir infartos y diversos accidentes vasculares; diabetes; hígado graso -que está hoy entre las patologías hepáticas más recurrentes y que puede desembocar es cirrosis-; recarga de las articulaciones y trastornos del sueño, entre otras enfermedades. Y peor aún, estudios recientes han descubierto una directa relación entre obesidad y cáncer de útero en las mujeres y de próstata en los hombres. De ahí que el ataque al sobrepeso esté adquiriendo cada vez más importancia en las políticas públicas de salud.

Si bien existen causas generales que explican el sobrepeso a nivel mundial -como los cambios culturales alimentarios- hay condiciones específicas en nuestro país que -aunque parezca increíble- están asociadas a nuestro modelo productivo. Es así como según diversos especialistas el altísimo índice de sedentarismo de los chilenos, que en un 91 por ciento no realiza actividad física regular, deriva fuertemente de las altas cargas de trabajo. Para muchos conjugar ejercicio, largas jornadas laborales y de traslado, junto a las responsabilidades familiares, resulta una carga casi imposible. Mal que mal, y según datos de la OIT, Santiago es la séptima ciudad del mundo en que se trabaja más horas. Por otra parte, la creciente incorporación de la mujer a un mercado de trabajo fuertemente recargado, influye en la naturaleza de las comidas en el hogar, potenciando los alimentos con menos complejidad de elaboración, como carnes, puré o arroz, como lo resaltó la nutricionista Ada Cuevas.



Medidas para enfrentar el sobrepeso



Ante esta alarmante realidad, las autoridades alrededor del mundo están empezando a adoptar medidas cada vez más drásticas. Una medida interesante fue la tomada el año pasado por el gobierno de EE.UU., que prohibió la venta de bebidas gaseosas en los colegios luego que un estudio de la Universidad de Carolina del Norte evidenciara la directa incidencia de los alimentos con alto contenido de grasas y azúcares en los índices de obesidad infantil y su libre disponibilidad al interior de los establecimientos educacionales. Cabe recordar que un vaso de 200 cc. de gaseosa contiene 80 calorías y representa un nulo aporte nutritivo, en cambio una manzana tiene apenas 35 calorías, y ofrece un potente aporte alimenticio, como vitaminas y fibra. Asimismo, tomar más de un vaso diario de bebidas gaseosas azucaradas aumenta en 60 por ciento el riesgo de obesidad infantil.

En nuestro país, en tanto, los índices de obesidad infantil resultan preocupantes. Según datos oficiales, sobre un 17 por ciento de la población escolar chilena sufre obesidad, y la mitad tiene sobrepeso. Pero aquí la apuesta no es la prohibición de algún tipo de alimento, tal como lo enfatizó Lidia Amarales, subsecretaria de Salud, sino introducir alimentos saludables en los colegios y aumentar la actividad física de los estudiantes. Hasta ahora la medida que se ha implementado es la instalación de los llamados “quioscos saludables”, que incorporan a su oferta productos como frutas y agua. Esta medida ha sido incorporada al 45 por ciento de los establecimientos educacionales, pero, paradójicamente, son los colegios privados los que han mostrado un mayor avance. Para muchos aún las medidas son insuficientes, sobre todo considerando que la meta del Ejecutivo es reducir la obesidad escolar a un 12 por ciento para 2010.

En lo que todos concuerdan es en la responsabilidad que le cabe a los padres en la alimentación saludable de sus hijos. Los especialistas proponen un buen desayuno, considerando que hay varias horas de actividad antes del almuerzo. Debiera incluir un lácteo bajo en grasa, como leche semidescremada o yogurt, pan o cereales y fruta. Para la colación, privilegiar las frutas, las semillas sin sal, como nueces o maní, lácteos y cereales. En tanto que para el almuerzo, las legumbres y las verduras de distinto color son opciones buenas y baratas.

Como una forma de control del peso de los hijos, un dato útil es manejar el llamado Indice de Masa Corporal, que se calcula dividiendo el peso (en kilos) por la estatura (en metros) al cuadrado. Un resultado entre 19,5 y 24, 9 es normal; entre 25 y 30 se considera sobrepeso y sobre 30, obesidad.

En síntesis, abordar de buena manera el problema de sobrepeso necesariamente pasa por un compromiso de la comunidad en su conjunto, en especial de las familias, algo que los niños y jóvenes de hoy agradecerán mañana



El comer a la carrera puede ser desastroso para la salud, pero al tomar mejores opciones en cuanto a la comida rápida usted no tendrá que pasar por alto sus deseos completamente.




"No hay tal cosa como una mala comida, lo cual incluye comida chatarra", dijo el Dr. Mark Gilger, un Catedrático Asociado de Gastroenterología del Colegio Baylor de Medicina en Houston y Gastroenterólogo Pediatra del Hospital para Niños de Tejas. Ciertamente no se recomienda comer mucha comida chatarra como las patatas fritas. Es la cantidad que se consume, no la comida en si.



La comida chatarra tiende a ser alta en grasa, sal y calorías y baja en fibra dietética. Estos factores dietéticos pueden llevar a problemas de salud si usted come este tipo de comida muy seguido, dijo él.



"La epidemia de obesidad es un asunto importante, como estamos viendo ahora las complicaciones de obesidad que aumentan en un gran numero de niños", dijo el Dr. Gilger. "El riesgo de obesidad se está aclarando más y más. Hay diabetes, alto colesterol, enfermedad del corazón y la lista sigue y sigue".



En años recientes, los restaurantes de comida chatarra han respondido al grana numero de niños y adultos obesos al proporcionar opciones a comida más saludable en sus menús. Para ayudarse a seleccionar mejores opciones en las comidas que estos restaurantes proporcionan, pídale una hoja con información en cuanto al valor nutritivo de la comida al restaurante. Los emparedados de pollo asado son una de las opciones más saludables. Se recomienda el evitar la mayonesa, salsas especiales y el queso. También, pregunte si le pueden sustituir el pan de hamburguesa blanco por pan integral y una ensalada de frutas en lugar de patatas fritas. Una patata al horno puede ser también una alternativa más saludable que las patatas fritas si usted no usa en exceso la crema agria, mantequilla, pedacitos de tocino y queso que se les añade a las patatas horneadas.



La clave, sin embargo, es el control de las porciones, lo que significa mantenerse firme en la comida para niños y no escoger las comidas con las palabras "doble", "lo ultimo", o "la monstruosa". El problema está en el comer cualquier alimento en exceso, dijo el Dr. Gilger.



Los padres pueden enseñarle a sus hijos a como optar por comida mas saludable al darles el mejor ejemplo necesario, es muy probable que los niños tomen ese ejemplo y sigan con el mismo comportamiento", añadio el Dr. Gilger.



La moderación en el consumo de comida chatarra y el hacer opciones más nutritivas, ya sea que se coma en casa o en un restaurante, son los elementos claves para desarrollar un estilo de vida saludable y buenos hábitos alimenticios, concluyo él.



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Pocas opciones

Los cambios en los hábitos de alimentación de la población, provocados por un ritmo de vida muy acelerado y estresante, han hecho que muchas personas se vean obligadas a mayormente o muy frecuentemente alimentarse a partir de comida conodia como fast food, rápida o chatarra, hasta llegar a casos en los que uno ni desciende del automovil para ingerirla.



Alimentos como hamburguesas, hot-dogs (perritos calientes o panchos), batidos, patatas fritas, aros de cebolla fritos, pollo frito, pizzas y demás snacks forman parte de la alimentación diaria de una inmensa mayoría de personas, que sin darse cuenta están llevando a cabo una dieta poco variada y desequilibrada, con muchas desventajas y peligros para la salud y el bienestar en general.



Es necesario aclarar que si este tipo de comidas fuesen consumidas de manera esporádica, no representa ningún tipo de riesgo para nuestra salud. El problema se presenta cuando estos alimentos son ingeridos de manera diaria o habitual, ya que este tipo de alimentación nutricionalmente desequilibrada, genera al largo plazo una carencia de nutrientes con demasiados efectos indeseables para nuestro organismo.



Por otro lado, y en perjuicio de estos establecimientos se ha comprobado a través de diferentes análisis que la comida rápida tiene varias irregularidades en su composición e ingredientes con respecto al etiquetado que llevan, y en otros varios casos también de establecimientos que no cumplen con las normas higiénico-sanitarias.
La reciente decisión del gobierno estadounidense de prohibir la venta de bebidas gaseosas en los colegios terminó de poner la atención de los padres y las autoridades de salud en algo que ya era de conocimiento público: la incidencia de la comida chatarra en los índices de obesidad infantil y su relación con la libre disponibilidad de alimentos con alto contenido de grasas y azúcares al interior de los recintos educativos.




La medida fue consecuencia de un estudio realizado por la Universidad de Carolina del Norte, que demostró la relación de las bebidas gaseosas con la obesidad.



El impacto de la noticia llegó pronto a Chile; recientemente el diputado Girardi en conjunto con el especialista en nutrición, Ricardo Uauy y otros médicos, anunciaron en una conferencia de prensa la presentación de un proyecto de ley destinado a limitar la venta de comida chatarra al interior y en las cercanías de los colegios chilenos.



Los especialistas asocian el consumo de comida chatarra al elevado número de niños obesos en nuestro país, que estaría por sobre el 17% de la población escolar.



Entrevistada por educarchile, Juliana Kain, bioquímica y profesora asociada del INTA (Universidad de Chile), recalca que los niños prácticamente no tienen capacidad para discernir lo que es bueno o malo para su salud, desde el punto de vista nutricional, y sólo se guían por el sabor, el empaquetado y la idea que la publicidad ha instalado en torno a un producto. 'Si el niño ve el kiosco en el colegio va a ir a comprar, y es casi seguro que prefiera el chocolate al yogurt, porque está sobre estimulado por los medios' dice

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Foto: Archivo particular



El consumo permanente de alimentos procesados y grasosos favorece los trastornos depresivos en la cotidianidad de las personas.



El estudio confirma que al comer sano se tienen menos posibilidades de desarrollar la enfermedad.





El estudio, llevado a cabo por científicos de la Universidad de Londres y publicado en el BBC, analiza los datos de cerca de 3.500 empleados públicos con una edad promedio de 55 años. Cada participante completó un cuestionario sobre sus hábitos de alimentación y un autoanálisis sobre su riesgo de depresión, y esos datos fueron comparados cinco años después con los niveles de depresión de los participantes.



"Nuestros resultados sugieren que consumir frutas, vegetales y pescado podría ofrecer protección contra el desarrollo de síntomas depresivos", dicen los autores en la Brisith Journal of Psychiatry (Revista Británica de Psiquiatría). "Sin embargo, una dieta rica en carne procesada, chocolates, postres azucarados, comida frita, cereales refinados y productos lácteos altos en grasa podría aumentar la vulnerabilidad de la gente a esa enfermedad", agregan.



En la investigación, los participantes fueron divididos en dos grupos: los que consumían una dieta basada en alimentos completos, que incluyen frutas, vegetales y pescado, y los que ingerían principalmente comida procesada. Después de tomar en cuenta factores como el género, la edad, la educación, los niveles de actividad física, el tabaquismo y las enfermedades crónicas, los científicos detectaron una 'diferencia significativa' entre ambas dietas y el riesgo de depresión en el futuro.



Los que comían mayoritariamente alimentos completos mostraron un riesgo de depresión futura 26 por ciento menor que aquellos que ingerían menos alimentos completos. En cambio, los que consumían una dieta alta en comida procesada exhibieron un riesgo de contraer la enfermedad 58 por ciento mayor que quienes se alimentaban con muy pocos productos procesados. Según los científicos, hay varios factores que podrían explicar estos resultados: en primer lugar, el alto nivel de antioxidantes en las frutas y vegetales podrían tener un efecto protector, así como el folato, que se encuentra en vegetales y legumbres podría tener también un efecto similar.



Los investigadores creen que el consumo de productos procesados podría estar asociado al riesgo de depresión debido a la asociación que existe entre esta dieta y el mayor riesgo de enfermedades coronarias e inflamación, que -se sabe- juegan un papel en el desarrollo de la depresión

comida chatarra en los niños


El aumento de consumo de alimentos chatarra va paralelo al aumento de casos de diabetes en niños. Alarmantes son las cifras de pequeños y adolescentes desarrollándo Diabetes tipo 2. Los niños son susceptibles de consumir alimentos que tienen exceso de calorias y también de prefeir ver televisión a correr por el campo o consumir vegetales.



Es importante limitar consumo de gaseosas y alimentos grasos así como confituras, patatas y demás…porque las calorias y la vida sedentaria provocan un niño obeso que si tiene antecedentes familiares de diabetes, vendrá siendo diabético en cualquier momento con las conocidas funestas consecuencias.



Atención entonces a los niños que lucen con mayor peso corporal del que debieran por su edad y constitución, mal humor, cansancio y pesadez, deficiencia visual, mala circulación en las extremidades, hambre y micción constante, infecciones, oscurecimiento de la piel en el cuello. Lo básico como siempre hemos dicho, visitar al facultativo ante la sospecha de diabetes o si se tiene historial, que prevenirla es bueno para tratarla si aparece.



jueves, 29 de julio de 2010

COMIDAS CHATARRAS

Diario de Ecatepec, Méx.- El alcalde José Luis Gutiérrez Cureño declaró la guerra a la comida chatarra en las escuelas públicas de Ecatepec, para lo cual convocó a la comunidad escolar de los planteles de educación básica a revisar los productos que se expenden en sus cooperativas y retirar los que no sean nutritivos.

“Estamos iniciando una campaña masiva de prevención y orientación alimentaria en los planteles escolares del municipio, para que con nuevos hábitos alimenticios, Ecatepec tenga una población que no padezca enfermedades derivadas de la mala alimentación como: diabetes, hipertensión y obesidad, anunció el alcalde Gutiérrez Cureño durante la celebración del Día Mundial de la Alimentación.

En respuesta a su llamado a erradicar los malos hábitos alimenticios entre la población escolar, 15 escuelas públicas se sumaron a su cruzada nutricional por lo que se comprometieron a que sus cooperativas ya no venderán comida chatarra ni refrescos.

Para ello firmaron un convenio que establece las bases de una alimentación sana y el compromiso de erradicar las enfermedades ocasionadas por los malos hábitos alimenticios, por lo que las cooperativas escolares sólo expenderán productos nutritivos y el DIF Ecatepec atenderá gratuitamente los casos de obesidad y desnutrición que se detecten en los planteles educativos, previo un diagnóstico nutricional del alumnado.

COMIDAS CHATARRAS

Hamburger sandwich.jpg
Hamburguesa casera acompañada de patatas fritas, ketchup, tomate y hoja de lechuga.
La comida basura o comida chatarra contiene, por lo general, altos niveles de grasas, sal, condimentos o azúcares (que estimulan el apetito y la sed, lo que tiene un gran interés comercial para los establecimientos que proporcionan ese tipo de comida) y numerosos aditivos alimentarios, como el glutamato monosódico (potenciador del sabor) o la tartracina (colorante alimentario).
Potencialmente todos los alimentos son perjudiciales para la salud si se abusa de su consumo, pero los que se consideran comida basura lo hacen en mayor medida por necesitarse menores cantidades para producir efectos adversos, o por consumirse en mayores cantidades, dada su facilidad de consumo (comida rápida) o el prestigio social de su consumo (ligado a formas de ocio juvenil). También puede ocurrir que determinados grupos de población, o los que padecen determinadas enfermedades previas, sean más sensibles a sus efectos. Suele relacionarse el consumo de comida basura con la obesidad, las enfermedades del corazón, la diabetes del tipo II, las caries y la celulitis. La comida chatarra le brinda al consumidor grasas, colesterol, azúcares y sal, mientras una verdadera comida debe proveer fibras, proteínas, vitaminas y minerales necesarios para el rendimiento del cuerpo. Los restaurantes de comida rápida nos brindan desde luego este tipo de comidas, pero además las cadenas de supermercados también ofrecen al mercado dicha comida chatarra. En este sentido, las investigaciones sobre procesos socioculturales y nutrición nos pueden ayudar a comprender este fenómeno, pues se enfocan en los procesos de cambio a gran escala, como la globalización, modernización, urbanización, los cambios en el rol de la mujer, y los cambios tecnológicos, para entender cómo estos procesos afectan la comida y la nutrición.[1] Las características económicas, culturales y políticas de un país tienen estrecha relación con su forma de alimentarse. Por eso es importante considerar la influencia de estos factores en la nutrición. Por ejemplo, los restaurantes de comida rápida son cadenas de industrias que imperan en la sociedad norteamericana, que es una sociedad y economía capitalista. Entonces podemos preguntarnos: ¿Si la sociedad norteamericana no fuese capitalista, existirían los restaurantes de comida rápida? ¿El índice de obesidad en los niños de dicho país y de otros influenciados por el mismo, disminuiría? Además, el predominio de la obesidad ha incrementado mucho, a pesar de un aparente disminución en las porciones de calorías consumidas, como la grasa, en la dieta de los niños de Estados Unidos[2] . No podemos decir que la obesidad y enfermedades adyacentes, son causadas en su totalidad por la comida chatarra, pero sí es un factor principal del problema masivo de obesidad en los niños. Un combo grande de comida chatarra (hamburgesa doble con queso, papas fritas, bebidas y postre) puede contener 9200kJ (2200 Kcal), las cuales, a una tasa de 350 kJ (85 Kcal) por milla, requerirían un maratón para ser quemadas[2] . Otra posible causa de la obesidad es la vida sedentaria que han adoptado los niños en la actualidad, fatal combinación para su salud.
Hoy día por lo general vemos en los niños problemas de nutrición. Esto contribuye a problemas sociales y psicológicos en el desarrollo del niño. El índice de obesidad, problemas cardiacos y hasta repercusiones psicológicas se ven reflejadas en los niños a causa de la mal nutrición que impera en la sociedad moderna americana. El mecanismo de propaganda de los restaurantes de comida rápida hace que este índice tenga más revuelo, creando así graves problemas de salud en los niños. El gran poder de la influencia publicitaria, crea un desplazamiento de valores nutricionales que cualquier niño necesita en su desarrollo, causando así los problemas antes mencionados. La comida chatarra en sí, es una mercancía, que a los ojos de las industrias debe venderse a gran escala para obtener lucro de ella, no importa el valor nutricional de la misma, sino la mayor cantidad de ventas posible. La comida chatarra es reflejo de una economía que se basa en una sociedad capitalista y consumista. Por eso, desde muchos puntos de vista, la comida chatarra es un daño y no un bien para la sociedad.
Un artículo de “New York Times Magazine”; titulado “Cooking with Dexter: Happy-meal me” publicado el 4 de octubre de 2009, nos presenta una situación en la cual un padre ve cómo la comida chatarra de un restaurante de comida rápida o “fast food” se cuela de manera inevitable en la vida de su hijo. El artículo presenta una descripción y una crítica a la comida chatarra de ese restaurante, y ofrece algunos valores nutricionales de los alimentos que vende.
Si una persona consumiese comida chatarra todos los días tendría más probabilidades de padecer enfermedades sanguíneas, obesidad, diabetes y colesterol alto. No es lo mismo si esta comida se consume una vez a la semana, que todos los días. Las consecuencias pueden ser irreversibles y hasta lamentables. Los hábitos alimenticios que hemos adquirido con el tiempo y la vida moderna, se han transformado en un hábito que atenta contra la salud. Algunos de alimentos chatarra, comunes en muchos hogares son: hamburguesas, salchichas, patatas fritas, productos congelados para la preparación en microondas, bebidas gaseosas, dulces entre otros.
¿Si son tan dañinos para nuestro cuerpo y sabemos lo que pueden causar en gran consumo, por que seguir consumiéndolos? Este tipo de comida es muy popular por lo sencillo de su elaboración (sometida habitualmente a procesos industriales) y conservación (en muchos casos no necesita refrigeración y su fecha de caducidad suele ser larga), su precio relativamente barato, su amplia distribución comercial que la hace muy fácilmente accesible y la presión de la publicidad. También porque no suele requerir ningún tipo de preparación por parte del consumidor final o ésta es escasa, es cómoda de ingerir y tiene una gran diversidad de sabores.